miércoles, 21 de julio de 2010

Patas y pies


Tener tres pies y medio no es divertido, aunque pueda parecer una ventaja.

Renquear detrás de unas muletas y tener que hacer varias paradas técnicas en un trayecto de cinco minutos no ayuda a disfrutar más del camino. Ver pasar las horas en el mismo sofá que me rompió el dedo me aburre, pero no deja de tener su gracia.

Al menos me libré de la escayola (con este calor...),

al menos tengo un sofá,

al menos puedo renquear,

al menos tengo tres pies y medio...